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La IA ya tiene cuerpo... o al menos una mano
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Durante mucho tiempo imaginamos a las IAs encarnadas. No escribíamos relatos sobre chats inteligentes, sino sobre robots. Pero, para sorpresa de todos los aficionados a la ciencia ficción, la robótica ha avanzado más despacio que la IA. Tenemos modelos de lenguaje que nos imitan bastante bien y que, incluso, son más creíbles que la mayoría de los robots de la ficción. De algún modo hemos aprendido antes a hacer eso que a componer las articulaciones y músculos artificiales que requiere un cuerpo antropomorfo. Mecánica y anatomía han ido a la zaga de la computación, que era mucho más moderna e impredecible. Ahora, la IA acaba de tomar el control de una mano biónica y podría ser una gran idea.
Intuición-máquina
“Por muy realistas que se estén volviendo los brazos biónicos, controlarlos todavía no es fácil ni intuitivo”, dijo Marshall Trout, un investigador postdoctoral en el Utah NeuroRobotics Lab y coautor del estudio que acaba de anunciar este invento en la revista Nature Communications. “Casi la mitad de todos los usuarios abandonarán su prótesis, a menudo citando sus malos controles y la carga cognitiva”. Existen otras líneas de investigación que tratan de conectar las prótesis directamente al cerebro para que el control sea más intuitivo y que, incluso, puedan enviar información táctil a nuestras neuronas. Si estas estrategias funcionaran, la carga cognitiva se vería muy reducida y el tacto ayudaría a regular la presión que ejerce la mano. Sin embargo, todavía les falta mucho desarrollo para igualar la funcionalidad de otras ofertas menos “sofisticadas”.
Así que, mientras eso ocurre, los investigadores necesitaban encontrar una forma alternativa de aligerar la carga cognitiva. Y, aunque la IA podía suplir esa coordinación intuitiva de los dedos para agarrar diferentes objetos… repartir el control de un miembro entre un humano y una máquina podía traer sus conflictos. “Lo que no queremos es que el usuario esté luchando con la máquina por el control. En cambio, aquí la máquina mejoró la precisión del usuario mientras también hizo las tareas más fáciles”, dijo Trout. “En esencia, la máquina aumentó su control natural para que pudieran completar tareas sin tener que pensar en ellas.
¿Una “mente propia”?
Es más, la mano biónica no solo utiliza IA para controlar su movimiento, sino para procesar información sensitiva. Y es que, en cada dedo, hay sensores de presión y de proximidad que permiten adaptarse a objetos de diferentes formas y consistencias. Agarrar un vaso de plástico puede ser una verdadera odisea para una prótesis. Demasiado fuerte o demasiado flojo y el agua terminará en cualquier sitio menos donde debe. Nosotros apenas tenemos que pensar, hemos aprendido cuánto pesa un vaso, cuál es la consistencia de ese plástico, cómo se comporta el agua en su interior, y corregimos nuestros movimientos en función de lo que detectan nuestros dedos. La IA hace eso mismo al integrar la información de sus sensores.
