Este vecino de Errenteria pertenece a la Asociación Nacional de Amputados de España, Andade, que trabaja por mejorar la calidad de vida y “hacérselo más fácil” a quienes sufren por diversas causas una amputación.
Una ayuda con la que este guipuzcoano no contó tras aquella intervención de 2010. “Si algo me motiva es poder echar una mano a la gente, que sigan adelante, porque la vida continúa”, remarca.
Período de asimilación
“La verdad es que al principio no tienes ganas de muchas historias. Tienes que asimilar o digerir que has perdido parte de tu cuerpo físico. Cuando nos quitan algo interno, por cultura, lo tenemos más aceptado, pero en cambio nos venimos abajo cuando nos amputan una pierna o un brazo”, reconoce.
“Nunca queremos ver la situación real y nos aferramos a un posible alternativa, pero no cabe más remedio que aceptar la realidad”
Clasifica a los afectados en dos grupos. Por un lado, dice, está los amputados que han sufrido un accidente de tráfico o laboral, casos de los que se hacen cargo las mutuas y aseguradoras. El otro gran colectivo es el que él mismo representa: pacientes aquejados por una enfermedad, que dependen directamente de la sanidad pública.
A pesar de que la asociación Andade es una organización importante a nivel estatal, el delegado en el País Vasco lamenta que el movimiento asociativo en Euskadi sea apenas inexistente y se limite a una quincena de personas. “Hay muchos afectados que te llaman exclusivamente para ver qué les ofreces, o qué les das”, admite el errenteriarra, que a pesar de todo no pierde el ánimo para continuar ayudando.
Entre las acciones a emprender está remitir un escrito al Hospital Donostia para saber “por qué tras quince años sin haber hecho uso de ese decreto, tienen que hacerse cargo los pacientes ahora de sus miembros amputados”.
FUENTE: NOTICIAS DE GIPUZKOA