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Lunes, 18 Octubre 2021

Un asturiano al que un accidente de tráfico le cambió la vida por completo: «Aprendí a aceptarme con una pierna de hierro»

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Con tan solo 25 años, un grave accidente de tráfico cambió la vida de David Fernández por completo. «Me dormí cuando iba para el pueblo y en una recta me salí y me estrellé contra un árbol», rememora. Debido a las consecuencias del mismo, este tinetense tuvo que pasar19 horas en un quirófano y estar cuatro meses en el hospital, aparte de los 43 días en coma. Un incidente que, además, le dejó muchas secuelas, pero la peor «sin duda» fue la amputación de su pierna izquierda. «Fue muy duro tener que aceptarme así para poder volver a partir cero», confiesa. Sin embargo, una buena actitud y «gracias al deporte tengo una buena calidad de vida. Con limitaciones, pero sin dependencia», apostilla.

Primeras impresiones

Tras darse de bruces con la realidad, el tinetense no comprendía por qué le había sucedido eso a él y por su cabeza rondaba el miedo. «Tenía incertidumbre por saber la reacción de mis seres queridos y mucho más por ver qué me iba a deparar el futuro. Por aquel entonces tenía todo lo necesario para vivir (trabajo, novia, amigos…) y de repente me vi en una cama de un hospital y sin una pierna. Es muy jodido», cuenta.  Además, en el momento que le dieron el alta, «lloré muchísimo porque tenía que enfrentarme yo solo a la nueva vida», confiesa.

 No obstante, «a partir de ahí todo fue a mejor». Desde el primer momento, David Fernández contó con el apoyo de sus seres queridos. «No llegué a tocar fondo gracias a ellos, ya que nunca me dejaron estar solo y darle vueltas a la situación. Así fue mucho más fácil volver a evolucionar», indica. También el personal sanitario hizo todo el proceso más liviano. «Como era joven y el fue accidente grave me sentí muy arropado».

De la misma manera, refugiarse en el deporte le supuso un fuerte chute de energía. «Me ayudó a ser lo que soy hoy, a tener esa calidad de vida, satisfacción y reconocimiento social», destaca. Una pasión por el ejercicio que a David Fernández le nace cuando comienza a caminar con la nueva prótesis. «Fui a vivir a Oviedo con mi hermana porque así tenía más cerca el hospital para ir a rehabilitación y cuando regresamos un domingo del pueblo, me bajé del coche, me resbalé, me caí y no fui capaz a levantarme porque además estaba lloviendo», detalla.

 «El deporte me ayudó a ser lo que soy hoy, a tener calidad de vida, satisfacción y reconocimiento social»

Tal fue la impotencia que sintió en ese momento, que «al día siguiente se lo comenté a un amigo y este me dijo que el Palacio de Deportes hacían ejercicios físicos adaptados». Sin pensárselo dos veces, el tinetense decidió acudir puesto que «necesitaba coger fuerza muscular» y su evolución «fue gigantesca». Al principio comenzó con pequeños ejercicios. Estos le fueron incentivando para competir en halterofilia y luego en lanzamiento, hasta convertirse en deportista de alto nivel. David Fernández es internacional con la selección española y ha participado en el mundial de Londres de 2017.  

«El día a día es lo más importante»

Aún así mantener una actitud positiva fue la clave para que el tinetense pueda hacer hoy una vida sin dependencia. «La heredé de mi madre porque ella siempre ve el vaso medio lleno, el punto blanco en la oscuridad… En estos casos, los procesos de mejora son muy largos, pero se trata de sumar granitos de arena. El día a día es lo más importante. Yo salí del hospital pesando 69 kilos, 20 kilos menos, y sin poder caminar. Además, los médicos me aseguraron que solo me iba a poder desplazarme en silla de ruedas y como mucho caminar 100 metros pero con unos bastos. Sin embargo, al año, empecé a andar con dos bastones, luego me planteé a hacerlo con una muleta solo, después con un bastón deportivo hasta que decidí meterlo en el maletón del coche y no lo volví a usar nunca más», apunta.  

 En este sentido, el tinetense subraya que «con constancia, esfuerzo y sacrificio, al final todo llega» y confiesa que «gracias al accidente empecé a valorar las pequeñas cosas de la vida, puesto que muchas veces nos comemos la cabeza por problemas que no tienen sentido. Me quitó mucho, pero me dio más. Ahora sé lo que quiero y lo que necesito. Fue muy duro porque tienes que volver a aceptarte, que eres igual que antes, pero con una pierna de hierro, y además tienes que hacer que los que te rodean lo vengan como algo normal. Es un proceso difícil, pero se puede».  
«Con constancia, esfuerzo y sacrificio, al final todo llega»

Un auténtico testimonio de superación que forma parte de la asociación Kurere, palabras que curan. Un espacio donde las personas, ya sean pacientes, personas que cuidan y/o entorno cercano, pueden encontrar, contar y compartir historias de resiliencia. «La labor que hacen es impresionante.  Que tengan esa cantidad de información, de testimonios que hayan pasado pro dificultad en su vida y que sean capaces a contarlo para ayudar a otras personas, aporta mucho en lo social. Poder contar tu historia y que con tus palabras y experiencias puedas ayudar a alguien a cambiar es muy gratificante. A mi lo que más me ayudó fue conocer a Miguel. Un chico tetrapléjico de Oviedo, que también forma parte de la asociación. Lo conocí con esa vitalidad y con una lesión muchísimo peor que la mía que dije: por qué yo no voy a tener esa vida. Y aquí estoy con una vida plena».

FUENTE: LA VOZ DE ASTURIAS

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